“Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios

Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.

Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada

Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue

¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?

¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?

El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde

Señor
Arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón

Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo”

Poema de Alejandra Pizarnik

Este es el famoso poema que escribió Alejandra Pizarnik a sus veintipocos a su amigo, a León Ostrov quien fue su psicoanalista, y con quién,ya fuera de la terapia, le escribía cartas, y está fue una de ellas.

Quizás porqué Ostrov luchó para mantenerla en un lugar más cómodo y amable en su mundo interior, tanto que, Alejandra le regaló su sangre en tinta, diciéndole que su mente era su jaula y a la vez su libertad.

Pienso que los dos forman parte del poema, son el contexto intrínseco del poema que lo arma de un dramatismo diferente que leerlo sin la presencia de Ostrov.
Imagina que este poema fuera un cuadro, integra en el lienzo a ambos, una hablando y el otro escuchando, y entonces vuelve a sentirlo.

Alejandra Pizarnik, tuvo dos hijas fruto de su matrimonio con Adolfo Bioy, pero su amor verdadero era Silvina Ocampo. 
A los 36 años se quitó la vida, quien sabe porqué, solo ella.