Hoy, la consigna, la responsabilidad y el sentido común no dice a todos, que nos sentemos en casa y esperemos. Más tarde o más temprano pasará la pandemia, que nos esperan semanas difíciles y duras, pero que al final seguiremos adelante.

Muchas voces ponen el grito en el cielo, porque “¿y ahora que vamos a hacer aquí encerrados?”, aparecen iniciativas para estar “entretenidos” y gestionar de una manera u otra la angustia del no poder salir de casa, la incertidumbre de lo que viene ! De si perderé el trabajo, de si llegaremos para la próxima compra o pagar el alquiler y la preocupación de que hoy no nos hemos infectado.

Pues hay mucho que hacer , mucho muchísimo, son muchos días, muchas horas y la expectativa es que van a ser más.

Bien , por lo que concierne al entretenimiento, no tengo nada que aportar, el que no esté aprendiendo idiomas online, el que no esté siguiendo el curso de fotografía que nunca pudo , o el que no esté leyendo una larga lista de libros o viendo series, es porque no le da la gana.

Lo que, a mi forma de ver, no va a pasar, es que todo vuelva a ser “como antes”, el impacto del Coronavirus no sólo golpea la vida cotidiana, también lo hace sobre los trabajos , la aconomia, la educación y absolutamente todos los ámbitos a los que estábamos acostumbrados. El impacto no es subestimable, es inmenso, tan grande que difícilmente todo vuelva a ser como antes. La generación de deuda, la limitación de los fondos públicos, que aparentemente no van a poder hacer frente al colapso empresarial y de los mercados, la descoordinacion e inacción internacional que están tan asustados, desorientados y preocupados como nosotros, no hacen que enla visión de futuro se asome la “normalidad”.

Pero todo esto no es malo, solo hay que ser conscientes y tener los pies en el suelo.

Nada de pánicos, ni alzamientos tumultuarios de las masas.

Eso es lo que hemos venido haciendo a lo largo de la historia civilización tras civilización. Crisis, caos, destrucción y reconstrucción, sobre los mismos cimientos, que nos llevan a un recorrido cíclico en estas fases, no lo digo yo, lo dijo Einstein.

Sin embargo la nuestra, nuestra civilización global, es totalmente diferente a las anteriores, posiblemente la mayoría no son conscientes, pero ahora vivimos en lo que se llama Aldea global, aunque con mucho ainco, muchos dirigentes muevan sus banderas nacionales para que no se pueda ver.

Nuestro mundo se globalizó, y hoy sabemos al minuto lo que pasa en China, en Korea del sur, en Japón y en Igualada.

Sabemos al minuto, no una sola información, contamos con la posibilidad de consultar incontables fuentes de información que nos permiten contrastar unas con otras para acercarnos a la realidad lo más objetiva posible, pues la información siempre a sido un elemento de poder para crear y conducir opinión hacía unos u otros intereses.

Hoy siguen existiendo, pero también hoy existen otros con las mismas opciones de acceso.

Hace apenas unas semanas nuestra sociedad también convulsionaba ante problemas de menor entidad, pero que generaron reacciones sociales y mecanismos de información y movilización nunca vistos, como las protestas en Japón, los chalecos amarillos en Francia, o hasta el Tsunami democrátic que encontraron las fórmulas para poner a sus estados en aprietos políticos y sus sociedades enfrentadas hasta puntos insospechados.

Hoy todo es diferente, estamos sentados en casa, esperando, en pausa, como si nada estuviera convulsionando, y lo está , y mucho.

Se publicitan las medidas que se están tomando y que se van a tomar, y asentimos con resignación, ahora lo importante son nuestras vidas y las de todos. Así que se haga lo que se tenga que hacer, es lo menos malo.

Pero, como decía, harán lo que se tiene que hacer y mucho más, pero que nadie piense que todo va a volver a como estábamos antes.

Así que , con todo vuestro “que vamos a hacer ahora”, podéis escoger entre dos actitudes, sentaros y esperar, o ser vuestros propios jefes, y trabajar en casa cada día para vosotros y un nuevo panorama, empezar a tomar las riendas de aquello que tenéis capacidad de cambiar.

Un ejemplo: De todas las instituciones, empresas y personas que han mostrado actitudes y acciones “solidarias” para paliar y ayudar en la crisis, ¿habéis oído a algún banco ?

Yo no, al contrario, están enviando cartas, sobre cobros de comisiones por cuentas que no tiene ingresos, sobre denegación de créditos y medidas correctoras sobre las deudas…

La banca está en silencio, aparentemente claro, a la banca le preocupa que la gente no ingrese fondos con sus nóminas, ni las empresas con sus ingresos, ni los propietarios con sus alquileres, hipotecas, así que ya, en sus despachos ya están en marcha campañas y estrategias para aguantar el golpe, pero ninguna para iniciar acciones de ” sacrificio” como hacen las administraciones, como se nos pide a todos, sin excepción.

Esencialmente porque las administraciones públicas están obligadas, ya que su objetivo es el estado que se sostiene por el tributo público, pero la banca no tiene ninguna obligación a “sacrificarse” y su interés es generar beneficios en el ámbito privado de sus accionistas e inversores. Hasta aquí , todo normal, el problema es que la banca tiene nuestro dinero.

El que podamos tener ahorrado, el que nos vayan a ingresar y el que le debemos, nuestra sociedad está basada en la deuda y esto es así y se luchará para que así siga siendo.

Que el peso económico de la pandemia recaiga sobre el dinero que hay en las arcas públicas, y el sector privado atenderá a quien pueda permitírselo, y se olvida que no hace mucho se la rescató con el dinero de esas mismas arcas públicas.

Qué feo, que se hayan olvidado…

Esto es así y será así, cuando todo “vuelva la calma”… O puede que no.

No planteo dar pasos hacia atrás para volver a escenarios que ya conocemos y sabemos que no han funcionado, ni el comunismo, ni cualquier otra forma política a conseguido dislocarse del liberalismo, capitalismo y del interés del sector privado sobre élites.

Pero hoy, ya existen, ya funcionan sistemas financieros, fuera de esa realidad, ya existen y funcionan mecanismos que no responden a un sistema central, como un gobierno o una empresa privada multimillonaria.

La gran disrupcion en el sistema, se sustenta en la tecnología que nos globaliza y que ha ido haciéndose un hueco en la sombra, a pesar de los ataques de los estados para extinguirlo.

Pero aún no los entendemos, solo expertos y gente que desde el 2012 en su aparición los ha ido siguiendo y construyendo. Están pero no tenemos ni idea,niños dan miedo, nos dan desconfianza y la gente piensa “no nos veníais con milongas.”

Bien, necesitamos el talento de la gente, esa que está en casa, necesitamos los conocimientos de quienes entienden, su imaginación su innovación para crear la alternativa a “una normalidad” diferente.

Necesitamos voces y estructura, esa que no ha mostrado ni la Unión Europea para dar dirección en esta crisis hacia sus estados miembros, “Que cada uno haga lo que pueda” , Alemania por aquí, Polonia por allá, Italia se lleva un buen palo , España va detrás.

Necesitamos voces, decía, en plural, no una sola voz, muchas , no un único órgano directivo, si no un sistema distribuido que de mayor dimensión , fuerza, claridad, robustez a los sistemas globales no centralizados para que la disrupcion, que ya existe, repito, tome una nueva dimensión.

Si mañana mismo, Anonimous ( por decir algo ) , anuncia la creación de una criptomoneda estable , global y robusta y fuera del sistema financiero, (ese que hoy calla pensando en cómo sacar dinero de una desgracia global, como también lo hará en las que vengan en un futuro) mañana mismo vuelco todo lo que tengo sobre esa nueva propuesta.

Dicho así es una locura, claro, por eso, ahora que nos encontramos en un escenario que difícilmente vamos a poder repetir, un escenario donde todo el talento está encerrado en su casa, ínterconectado, con mucho tiempo por delante, debe entender y ver la oportunidad que tiene delante para dar el primer paso hacia un nuevo futuro.

Yo no tengo voz en el mundo virtual, pero no dejó pasar la oportunidad de lanzar esta semilla, por si cayera en tierra fértil y creciera algo que necesitamos para evolucionar en la dirección contraria a la distopia que aparece en el orizonte.

He dicho.