La musa de Benedetti me dijo: No te quedes al borde del camino, o no te quedes conmigo. Mientras Serrat, al otro oído, me dijo que, no hay camino, que se hace camino al andar. Y entre ambos, me supe más de los de andar haciendo el no camino, y salvarme al borde de algún sitio. Pues nunca confundí las estrellas por los neones de Sabina, y lo pagué siendo el último de la fila, como un burro amarrado en la puerta del baile.

Y en cada cruce te encuentro, la amiga del poeta Gallego, siempre tu, con diferentes rostros, con diferentes nombres, esta última vez sin saberte lo equivocada que estás, estando con otros, tan solo por empachar tu ego con hombres sin nombres, pero con la cartera llena a los que llamas cariño y que mantienen el negocio que tienes entre las piernas.

Que nunca entendiste a Beret, que si me hice daño si fue sin quererme y no sin querer. Ni yo aprenderé de los Juanes su volverte a ver. Que se que te harán llorar, y ahí entenderás lo que lloré ayer, aunque te de igual.

Y hoy encuentro, la que se quedó con el mes de abril, y a la que le sienta bien andar por ahí, sinmigo.
La que sigue sin verme por estar desafinado entre la gente, y la que dice, demasiado pronto, déjame veinte duros.

Que sigo la suerte del Guitarrica que vendió su alma por la plata, y me muero de sed, y me miras, pero no.

Se que nunca es demasiado tarde princesa, porqué que hay gente mala, mala, que está muerta de miedo y que las descubrirás por sus lágrimas de sangre y a ver si esta vez tengo más suerte que el soldadito marinero que eligió a la más guapa y a la menos buena.

Y que está vez te encuentre, y me encuentres, y que no sea un martes, y que Venecia no se quede sin agua, y mires a mis ojos caramelo y entre flores, me digas que siete vidas tiene un gato, y esta última la quieres vivir a mi lado.

Puede que entonces Rorro deje de llorar detrás de la puerta y nos de alas a los dos.