Hay personas con una tendencia natural a no saber decir que “no” ante la mayoría de ocasiones en que se les pide algo.

No te hablo de destacadas almas solidarias, o de incansables voluntarios sociales. Te hablo de personas normales que llevan su vida normal, con la salvedad de que suelen interponer la voluntad de los demás ante la suya.

Seguramente estarás pensando, “Hay que aprender a decir que no”, lo llaman asertividad… y lamentablemente no les resto razón, pero hay un error de fondo.

Usaré un ejemplo: cuando una joven es víctima de una agresión sexual en la calle o en el metro o donde sea, muchas personas aún piensan, ” Bueno..llevaba falda corta” o “Es que con su aspecto iba provocando”…Ese razonamiento no tiene sentido en este momento y en esta sociedad, ya que sitúa a la víctima como culpable del delito que comete otro por su propia voluntad. Con ello se coarta la libertad personal, el derecho a su propia imagen y se normaliza que hayan hombres que no puedan controlar sus … ¿Instintos?

Si un día, te roban la cartera porque la llevabas en tu mochila, probablemente alguien te preguntará ¿ Cómo llevabas la mochila? Y trasladarán la responsabilidad del robo a tu irresponsabilidad por llevar la mochila así o asá, cuando en realidad, el único responsable es el ladrón y su parasitaria forma de vida.

Así, las personas que no saben decir que no, acaban consumidas, frustradas y con una gran desazón porqué se sienten culpables de situaciones que no desean o las consume o las hace infelices. Y en realidad el culpable es quien se aprovecha de su carácter. Siempre hay quien en ellas ven un fruto a exprimir y se instalan en la comodidad de pedir una y otra vez, incluso cada vez más.

En general, no saber decir que no, es considerado un signo de debilidad. Una persona de éxito, dice que no y en el caso de ser una petición que podría resolver perfectamente el que la pide, lo envía a tomar por c***.Así, el escenario es poco alentador.

Para tener éxito hay que tener cierto grado de “mala leche” e imponer temor o respeto basado en el temor. Se cumple la ley natural en que las personas humanas nos acabamos organizando jerárquicamente, y en lo más alto se sitúa el que más miedo da, y no por el que más capacidad, esfuerzo y capacidad de colaboración puede desarrollar.

Hoy más que nunca lo vemos en la actualidad político social. Es lo que se denomina orden mafioso. La película “El señor de las moscas” lo muestra de forma cruda y genial en una historia protagonizada por niños.

Mi mensaje es de aliento y reconocimiento a las personas que no saben decir que no, decirles que no, que no son culpables de nada, que tienen buen corazón, eso es todo. Sin embargo, hay que buscar el equilibrio , tristemente hay que entender que la especie humana demanda enfrentamiento porqué esa es su naturaleza y aprender a luchar entre humanos es una cuestión de supervivencia.

Que sean fuertes, y sencillamente se alejen de quienes los consideran débiles. No hace falta decir mucho, con un sencillo “me voy”, se da a entender prácticamente todo. Puede que exista algún lugar, un rincón en el mundo, donde convivan en armonía personas que no saben decir que no, y ese rincón sea realmente un lugar perfecto para quedarse y enriquecerlo.