No callo lo que siento, pues mi voz es mi estandarte,

me respeto lo bastante como para no ocultar lo que me parte.

No busco la queja, ni el debate sin fin,pero menos aún deseo, silenciar lo que hay en mí.

‘¿Por qué hablas?’, me preguntan, ‘¿no es mejor mantener la paz?’

‘La paz’, respondo, ‘no es silencio, sino entender lo que detrás

de cada palabra y sentimiento, en mi ser se ha tejido,

es mi derecho expresarlo, sin sentirme reprimido.

‘No es queja ni discusión, es mi alma que se expresa,

en cada nota y cada tono, en cada pausa y cada pieza.

Es un acto de valentía, un respeto hacia mi ser,

es mi forma de decir, ‘aquí estoy, me debes conocer.

‘No me gusta la discordia, ni el ruido sin razón,

pero menos me agrada, ocultar mi corazón.

Porqué en cada palabra dicha, en cada sentimiento revelado,

me encuentro a mí mismo, en este mundo tan callado.