Muchos recordaréis la novela homónima de Veronica Roth que en el año 2014 fue llevada al cine por Neil Burger que fue titulada como “Divergente.

Si aún no la has visto, ya tienes una propuesta para esta noche.

La novela se sitúa un futuro post apocalíptico en la ciudad de Chicago, una ciudad en ruinas que está confinada dentro de un inmenso muro.

Dentro, la gente está organizada por grupos llamados “facciones”, y cada facción es una forma de ser.

Las personas, por su naturaleza, carácter y habilidades se integran en esas 5 facciones para no abandonarlas nunca más.

Abnegación (los altruistas), Cordialidad (los pacíficos), Verdad (los sinceros), Osadía (los valientes) y Erudición (los inteligentes).

Y es que Veronica Roth ( la escritora) le llegó esta inspiración mientras se encontraba en la universidad, y no es de sorprender.

Las universidades (Estado Unidenses) también congregan a los estudiantes en “Hermandades” que seleccionan a sus integrantes según su carácter y habilidades.

Desde esta perspectiva “Divergente” ya nos es mucho mas familiar.

Si nos miramos al espejo con esta mirada deberemos reconocernos en lo que muchos críticos definieron como “Distopia”.

Si cierras los ojos y recuerdas tu colegio y concretamente tu clase, reconocerás a las facciones. Y es que las clases, los grupos de personas en un número determinado, siguen un patrón de reparto o desarrollo de roles.

Esto es así y ha sido así desde hace muchísimo tiempo.

Recordarás al empollón, a la activista, al bulling, al deportista, al grupo de Popus y a los rechazados, etc.

Este patrón se repite en todas y cada una de las clases de un colegio desde hace generaciones, en todos los colegios y en todos los países.

La mal descrita como “distopia futurista” de Roth es una realidad objetiva desde que los seres humanos decidimos unirnos en sociedades ya que las sociedades requieren la especialización de sus miembros, médicos, carpinteros, agricultores, abogados, profesores, policías…

Y es que en el fondo, paree que nos sentimos a gusto teniendo una identidad y una utilidad predeterminada.

Sin embargo, lo más curioso es que Veronica Roth (la escritora) hace que la protagonista de la novela, a los 16 años, en la ceremonia de elección de su facción, tenga serios problemas para decidir en cual seguir el resto de sus días, pues descubre que su naturaleza, su carácter y habilidades encajan en todas las facciones y no solo en una. Ella es lo que llaman un “Divergente”.

A partir de ese momento los lectores o los espectadores de la película ya no se sienten tan a gusto identificándose dentro de una sola facción ( especialización) y se ven más como divergentes que encajan en dos, tres… varias facciones.

El problema interpretativo de la novela, es que cuando la protagonista elige ser de la facción “Osadía” los que serán soldados y policías, se les describe como los más fuertes, ágiles y por boca de Tris ( la protagonista)… libres.

Que paradoja, soldados y policías son la especialización más “libre”. Me temo que Roth fue demasiado lejos con esto. Ambas profesiones requieren de disciplina y obediencia ciega, y esta es una característica bastante antagonista a la libertad.

Si volvemos a Tris ( la protagonista) experimenta sensaciones increíbles en el proceso de selección en su nueva facción, se tatúa, se pelea, corren y saltan por la cuidad en medio de la noche y hay pocas limitaciones en lo que a la conducta se refiere. Y esto a una anomalía argumental.

Los lectores y espectadores identifican a los Divergentes con rebeldes y disruptores de una sociedad ordenada.

Abandonando ya la novela y la película, debemos reconocer que sentimos cierta atracción por romper el orden establecido, hay momentos en que cuestionamos ese “orden” y justificamos nuestro quebrantamiento de las reglas, sea por diversión o porque encontramos un argumento que nos aleja de nuestra especialización y nos convierte en “Divergentes “

La percepción egocentrista de que el mundo gira a nuestro alrededor, la idea de que los acontecimientos ocurren porque somos protagonistas de los eventos del mundo, justifica que nuestras decisiones que llevan a acciones están justificadas y avaladas por algún tipo de autoridad ( sea divina o moral) que nos confiere un estatus diferente al “resto” estando por encima de los demás, sus reglas y sus limitaciones .

Y eso nos encanta.

El estatus diferente al “resto”, es posiblemente el motor que hace que muchas personas se levanten cada mañana y dediquen sudor y lágrimas para conseguirlo en su versión Premium, porqué no hay que perder de vista que se puede tener un “estatus diferente al resto” situándonos por debajo del resto.

Es como ser la hormiga exploradora, todo el hormiguero sale en fila siguiendo el rastro su para cargar con semillas, hojas, y trozos de algo para transportarlo a los almacenes de la colonia, mientras unos viven en filas y tienen una sola misión, la exploradora solo tiene que ir a su bola.

Y vamos a por el “pero”, el cuerpo humano contiene unos 30 billones de células .

Todas ellas en sus diferentes tipos están especializadas en una función. ( glóbulos rojos, glóbulos blancos, etc.)

Una célula que decide comportarse “libremente” dentro de tu cuerpo, es lo que llamamos una célula cancerígena pues deteriora a las demás ,se expande en forma de cáncer, provoca alteraciones y mal funcionamiento de los órganos, fallan los sistemas hasta destruir la vida en ese organismo.

Así que, ¿ como lo hacemos? Sin una hormiga exploradora, libre , la colonia se extinguiría al no encontrar y almacenar alimentos.

Acabo, hoy las sociedades del mundo convulsionan ante un reto que rompe sus equilibrios, la necesidad imponer la obediencia estricta de sus individuos choca con las libertades de cada uno de ellos.

A algunas les va mejor porque en su arquitectura hay un líder que manda y ordena y los otros obedecen y a otras no tienen forma de contener la libertad interiorizada de sus individuos que se identifican como “Divergentes” y campan fuera de todas las facciones que se afanan en el “interés general”.

El problema está en nuestra forma binaria e ver las cosas del mundo… entendemos el equilibrio en la no desviación en una línea recta, ni izquierda , ni derecha, ni inclinación arriba ni inclinación abajo.

El equilibrio es mucho más complejo.

Se trata de contemplar más dimensiones, de poder tomar una actitud u otra en el momento adecuado en la dirección adecuada.

La flexibilidad de cambiar nuestra especialización para dar la respuesta adecuada a la situación requerida.

Así que, hoy , siendo objetivos, con los datos y las circunstancias contrastadas, cabría esperar que todos los divergentes enfocaran sus habilidades para el bien común y aportaran grandes ideas para QUEDARSE EN CASA!!