¿Crees los fantasmas?

Me resulta difícil abordar este tema porque tengo un firme convencimiento de que todo tiene una explicación científica.Y dado que la existencia de los fantasmas no está reconocida por la comunidad científica, debería negar su existencia.

Sin embargo, tengo que hacer algunas consideraciones, obviando la broma fácil que a alguien le estará viniendo a la cabeza .

En primer lugar me atrevería a afirmar que no hay ni una persona en el planeta que, a la pregunta de si sabe lo que es un fantasma, contesté que no.
Es decir, todo el mundo sabe lo que es, aunque la ciencia niega su existencia y no se encuentran en los libros de texto.

Esa es una contradiccion muy llamativa.

me atrevería a afirmar que no hay ni una persona en el planeta que, a la pregunta de si sabe lo que es un fantasma, contesté que no.

Los fantasmas, como concepto, aparecen cuando se habla de la vida y la muerte, pues se dice que son espíritus de personas fallecidas que permanecen a nuestro alrededor. En otras culturas como la japonesa, son demonios que no tienen que ver con sus ancestros, pero ahí están para asustar les.

La ciencia, recientemente dio un paso adelante, en este sentido, pues después de aplicar el método científico en diferentes investigaciones sobre la muerte, reconoce que las personas al morir experimentan algunos procesos que no puede explicar, y por otro lado reconoce que cada individuo está dotado de lo que denominan “consciencia”, que es lo mismo que las otras creencias llaman “alma” o espíritu. Pero no dice nada respecto a que ocurre con la consciencia una vez llega la muerte.

Mientras, la religión, toda suerte de pseudociencias y la cultura popular, llevan muchos siglos exponiendo diferentes relatos respecto a eso.

Así pues, queda en relieve la dislocación de la ciencia a la cultura popular y , por supuesto, a la religión. Y aún así , actualmente hay brillantes cientificos alrededor del mundo profundamente religiosos que de alguna manera han conseguido conjugar dos formas de ver o entender .

La ciencia reconoce que cada individuo está dotado de “consciencia”

Por ejemplo, si preguntara a ese mismo número de personas si sabe lo que es un “Tardígrado” o “oso de agua” la gran mayoria contestarían que no, siendo este la especie animal más extendida del planeta, si fuéramos extraterrestres podríamos decir que matemáticamente, el planeta está habitado por Tardígrados y luego otra especies. Y ese dato es lo suficientemente relevante como para que todo el mundo lo conociera, y no es así.

Volviendo a los fantasmas, la siguiente consideración, es más íntima, desde el momento en que alguien nos cuenta sobre la existencia de los fantasmas, quizás una madre contando el cuento del coco a su pequeña hija para que se duerma, se sustancia un miedo real y ancestral en nuestro interior, y no lo abandonamos el resto de nuestros dias, aunque probablemente nunca tengamos ninguna experiencia cercana a los fantasmas. Y esa circunstancia también es muy llamativa.

En sintesis, todas las narraciones del mundo sobre fantasmas apelan a un miedo muy pretérito instalado en nuestra psique.

El miedo, es el sistema más aficiente para el control de la conducta. El miedo es natural en nosotros y genera lo que llamamos ansiedad, que es la activación física de nuestro organismo ante una amenaza, un peligro. Y por eso es buena, porque nos mantiene vivos ante el peligro y aumenta nuestras posibilidades de vivir.

Ocurre que en este momento de la evolución humana, miles de millones de personas ya no viven en entornos donde ese miedo tenga aplicación practica. Ya no hay que ir al río beber agua, ese lugar dónde se esconde un cocodrilo oculto esperando que te confíes para poder devorarte. Ya no hay que salir a cazar a ese lugar con leones y tigres que esperan agazapados para darte caza a ti.
Era tan importante en aquel momento evolutivo tener miedo, que lo conservamos hasta el día de hoy. Entonces , ahora en nuestros entornos sin fieras y monstruos , quizás más seguros en ese sentido, y en los que la mayor amenaza son otros seres humanos ¿Como canalizamos esos miedos aprendidos?

Después de la primera vez escuchas el cuento del coco se sustancia un miedo real y ancestral en nuestro interior, y no lo abandonamos el resto de nuestros dias.

En mi opinión nadie tiene una respuesta lo suficientemente amplia, así que, en un momento dado, aparecen los relatos de experiencias paranormales ya en nuestros entornos seguros. Podría ser entonces una necesidad de catarsis, que crea adicción a la adrenalina, como lo hace el deporte con la oxitocina.

¿Tienen alguna utilidad?

Desde un punto de vista evolutivo, no. Pues esos relatos, no están diseñados para la supervivencia, si no para sostener una cultura del medio en base a algo que científicamente no existe.

¿ Entonces?

Esa es la cuestión, y pienso que es una expresión de nuestro miedo natural a la muerte.
Aún Habiendo evolucionado las civilizaciones más y más, con más tecnología y con más avances médicos, nos seguimos muriendo. Más tarde y en mejores condiciones, pero nos vamos irremediablemente. Y la religión y la cultura popular ancestral ya se ocupa de hacernos conceptuar a la muerte como algo terrible, triste y oscuro, el camino hacia una transición , un juicio y un destino eterno, el cielo o el infierno o a otra forma de vida más elevada en un ciclo de castas o por lo contrario un descenso en ese ciclo y renacer en forma de gusano.

¿Porqué fantasmas?
En mi opinión, estamos totalmente perdidos culturalmente respecto a la muerte.
No aceptamos la nuestra, ni la de nuestros seres queridos y por ende la de los seres más odiados.
En nuestra limitada capacidad intelectual para entender las cosas, imaginamos que una vez muertos, conservamos nuestros rasgos físicos, es decir, que nuestra alma tiene nuestra apariencia física, ¿Cómo íbamos a reconocernos en el cielo sino?
Nuestra limitación intelectual necesita de imágenes reconocibles y entendibles para poder razonar. Así que los espíritus necesitan tienen apariencia humana, incluso llevar consigo su sudario con un par de agujeros para poder ver, no sea que se golpeen con algo y se hagan daño.

Es tan abundante la cantidad de información sobre experiencias sobrenaturales que podemos hablar de cultura de lo sobrenatural, y esto es así porque hay una inconmensurable demanda social de miedo, de ese miedo ancestral, que activa la adrenalina y nos hace saltar en los tranquilos, cómodos y seguros sofás de nuestros hogares.

Quizás, cabe hacerse las preguntas correctas.

¿Porqué?
Si aceptamos que la muerte es una transición, ¿porqué algunos espíritus se quedan en esta parte? Algunos se apresuran a explicar que tienen que resolver asuntos que en vida no pudieron, y eso, carece de sentido, pues de ser así no transicionaria nadie, y las playas estarían llenas de formas espirituales morfoplasmicas, los frentes bélicos también estarían repletos de soldados que por su odio y sed de venganza volverían al combate en su forma no física.
Los que les partieron el corazón por amor estarían flotando cada noche al lado de la cama de su amada, y los rencorosos abriendo y cerrando armarios y encendido luces o moviendo las cosas de la cocina para atormentar a sus ofensores, y no se les ocurre nada mejor que hacer, (vaya, que ya puestos, se me ocurren mil cosas más eficientes que lo de los pasos en el pasillo) y en el más allá no habría ni un alma trabsicionando a lo que sea que haya más allá.

Pero, así es el miedo, necesita instalarse en nuestra cotidianidad para ser más eficiente.

hay una inconmensurable demanda social de miedo, de ese miedo ancestral.

Sea como sea, los fantasmas estarán más o menos presentes en nuestras vidas en la medida que les concedamos nuestro miedo, nuestra carga cognitiva a creer en ellos, a dotarlos de entidad real y así darles permiso para quedarse.

Si los fantasmas te atormentan es porqué los dejaste entrar, así que, te toca hacer dieta, destoxificar las emociones, perdonar tus culpas, (esas que hacen que un alma tenga algo pendiente contigo), soltar, soltar y soltar aquello que ya no está, y dajar que vuele en el soplido del viento del recuerdo o del olvido. Rodéate de vida, de plantas, de luz, de armonía y estate más tiempo paseando que viendo Netflix, pues no estamos faltos de asuntos que resolver con los vivos.