Que curioso es ese momento en el que, durante uno o varios procesos emocionales aflictivos de repente ocurre, sin ser demasiado conscientes de lo que ha pasado, algo encaja en su sitio y esos procesos o bien desaparecen o se modulan en una intensidad distinta que nos proporciona una reconfortante sensación de alivio, de dejar de sentir el peso imaginario que nos encorvada la voluntad, de haver apagado esa radio que saltava de emisora constantemente en nuestra cabeza.

Muchos lo llamamos “clic”, para expresar la extraña inmediatez del fenómeno.

Probablemente habrán estudios que expliquen ese eureka, o el conocido insight, que experimentamos cuando nos viene a la cabeza ese nombre que no nos salía a la hora de dar una respuesta.

He encontrado textos que describen el fenómeno pero que no acaban de profundizar en que consiste.
Quizás nos aferramos a la observación científica y nos esforzamos en exponer una tesis empírica para explicar el clic

En mi opinión, y después de no pocos clics, sea cual sea el evento que genera estados emocionales antagonistas, como el placer y la culpa, que genera paradojas entre los sistemas de creencias y sistemas valores adoptados en nuestra máquina de juzgar, que crea un nuevo paradigma en la autopercepción de uno mismo.

El cerebro en su inmensa complejidad encuentra una euristica coherente que construye y da forma a la pieza del puzzle que nos falta en nuestro campo emocional, y esa pieza encaja suavemente y armoniza el conjunto de los procesos que allí estaban hirviendo como la corteza del sol, pero que en vez de generar esa energía, la consumía de forma biológicamente inaceptable.

No siempre conseguimos el clic en todas las experiencias que nos han dañado a lo largo de la vida. Probablemente porqué no han demandado suficiente consumo de energia al cerebro como para que este pusiera toda la carne en el asador y evaluara que ya estan bien las cosas como están y otorga al raciocinio la sensación de justicia o cualquier otra emoción que engrane con los sistemas de creencias, de valores y refuerce la autopercepción aprendida.

Eni opinión el clic, llega como cuando se agotan los 20 minutos de una crisis de ansiedad, como cuando dejamos de esforzarnos para recordar un nombre y dejamos espacio para que actuemos y tomemos decisiones para que ocurra lo descrito antes.

Y acabo apagando este texto. “Clic”.