Nos vemos a nosotros mismos parados al borde de un gran abismo, como cuando amanece el lunes y en su final, la semana.
Y no nos damos cuenta de que estamos buscando con desesperación una senda preestablecida, un mapa que nos guíe en el viaje de nuestro lunes hasta el viernes. No obstante, en esta incertidumbre se te muestra una realidad transformadora: “Caminante, son tus huellas el camino y nada más.”

Es el viajero quien, al poner un pie delante del otro, da vida al camino. No existe un trazado esperando ser hallado; es en nuestro caminar, en nuestras acciones y elecciones, donde emerge el sendero. Cada paso es una afirmación de nuestro ser, una expresión de autenticidad que despliega el tapiz del camino ante nosotros.

Cada jornada, cada decisión, se convierte en un hilo en la trama de la existencia: “Al andar se hace el camino.” Somos a la vez tejedores y tela, moldeando y siendo moldeados por el curso que trazamos.

Miramos atrás y vemos las huellas de nuestro paso: “y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.” No con melancolía, sino con entendimiento. Lo que hemos dejado atrás no es una pérdida, sino una fuente rica de lecciones aprendidas, una escuela de vida que nos instruye y nos prepara para los desafíos futuros.

Y aquí yace la maravillosa verdad de nuestro viaje: “Caminante no hay camino sino estelas en la mar.” Somos viajeros en el océano de la existencia, dejando atrás un rastro efímero en el vasto mar de posibilidades. El verdadero camino no es uno que encontramos, sino uno que creamos en cada instante de nuestra existencia.

En nuestra vida personal y profesional, se nos reta a liberarnos de la idea de que hay un camino preestablecido y a abrazar la belleza de la creación con cada paso que damos. Pues el verdadero sendero no está esperándonos, sino que nace bajo nuestros pies con cada paso que damos. La senda que seguimos es nuestra, única y auténtica, una danza en el vórtice del ahora, un rastro de estelas en la inmensidad del mar.

https://www.amazon.com/author/baldovi